"Ruta Serranita" o la ruta de los huevos fritos.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Hacía ya bastante tiempo que no sacábamos el bólido a pasear, así que aprovechando el puente de la constitución quedamos con Javi y María, grandes amigos y compañeros de un sinfín de aventuras, para dar una vuelta por la sierra de Madrid y comer unos huevos fritos con chorizo en el Puerto de Cotos.

Dorsales conmemorativos de la Ruta Serranita
Dorsales conmemorativos de la Ruta Serranita
Así que ayer, día de la Inmaculada Concepción, Silvia y yo madrugamos como si de un día laborable se tratase para ir al punto acordado, habíamos quedado en Colmenar a eso de las 8:30 para salir temprano y poder aparcar bien porque al ser festivo mucha gente aprovecharía el día para subir a dar una vuelta por la sierra. Pero la niebla nos impidió llegar antes, Javi y María venían desde Guadalajara y en el camino les pilló bastante niebla. Al llegar nos hicieron entrega de los "dorsales conmemorativos" de la ruta que María había diseñado (lamentablemente tan solo seríamos dos, ya que Álvaro de Ávila al final no pudo venir).

Aparcados en el aparcamiento del Puerto de Navacerrada
A las 9:00 ya estábamos listos y de camino hacia Navacerrada. La primera parada fue para repostar, llenamos los depósitos, comprobamos presiones y continuamos dirección al Puerto de Navacerrada, donde la niebla nos esperaba durante prácticamente toda la subida. Una vez arriba en el puerto, dejamos los coches en el parking para ir a tomar algo caliente, previo "pago" de la voluntad a los "gorrillas".
Tras entrar en calor y reponer fuerzas continuamos con nuestra excursión dirección al Puerto de Cotos, disfrutando de la carretera, y del magnífico paisaje de las montañas nevadas. Nuestra intención era parar en Cotos y dar un paseo por allí hasta la hora de comer, pero dada la hora que era, que el parking estaba completo y que la niebla cubría todo el puerto, descartamos la idea de bajarnos para continuar dirección a Rascafría.

Puerto de Cotos
Rocinante atravesando un gran banco de niebla
Bajando por el puerto recordé que existía El Mirador de los Robledos al que había subido alguna que otra vez. Desde éste se podía ver todo el valle del Lozoya y podríamos hacer unas magníficas fotografías mientras dábamos un frío paseo hasta el Monumento al Guarda Forestal. 

VValle del Lozoya desde el Mirador de los Robledos Monumento al Guarda Forestal con Peñalara al fondo
Ya pasado medio día continuamos nuestra excursión dirección a el Monasterio del Paular, pero a Javi se le ocurrió que podíamos hacer una sesión de fotos al bólido subiendo por el camino al mirador para usarlas en el blog y así ampliar su portfolio. Porque entre una de sus muchas aficiones la que más destaca es la fotografía, incluso tiene un blog donde explica trucos y consejos para aprender a hacer grandes fotos, que conste que esto no es publicidad, pero yo sinceramente he aprendido mucho de él y lo que enseña en su blog.


Al finalizar la sesión de fotos continuamos hacia el Monasterio del Paular, donde tras dar un par de vueltas al parking conseguimos aparcar los dos coches en un hueco, esa es una de las ventajas de tener coches clásicos pequeños, lo que se le conoce como un 2 en 1 (para ser sinceros no es la primera vez que lo hacemos).


Después del correspondiente paseo a conocer el Puente del perdón y viendo que era la hora de comer, fuimos a Rascafría con la intención de aparcar para comer en algún lugar donde nos sirviesen huevos fritos con chorizo (realmente el motivo de la excursión). Pero al ser fiesta y hacer tan buen tiempo para disfrutar de la sierra, Rascafría estaba al completo, al igual que los restaurantes que estaban en frente al Mirador de los Robledos, donde nos dirigimos al salir de Rascafría. Así que con ganas de huevos fritos Silvia propuso ir a comer a una hamburguesería famosa por sus mega hamburguesas en Soto del Real, era una idea perfecta, porque la vuelta la haríamos por el Puerto de la Morcuera disfrutando de las curvas y de los colores que deja el otoño en esa zona de la Sierra. No sin antes parar en la Fuente Cossio a hacer lo que serían las últimas fotos de la ruta.


Al final por falta de previsión, tiempo o lo que fuese nos quedamos sin comer huevos fritos, pero si disfrutamos de una buena ruta por la sierra de madrileña admirando los bonitos colores que el otoño deja a su paso. Eso sí, aunque no comiésemos huevos fritos, los dejamos pendientes para una futura quedada, a la que por supuesto estáis todos invitados a asistir, pero seguramente ya sea para el año que viene.

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