Destino: FRANCIA (La vuelta a casa y conclusiones)

jueves, 24 de junio de 2010

Llegaba la hora de volver a casa y a las obligaciones diarias... El día 20, el día siguiente a la gran aventura, nos levantamos algo temprano para preparar de nuevo las maletas y volver a preparar el coche para regresar a casa. Una vez hechas las maletas montamos de nuevo la baca en el coche bajo la atenta mirada llena de recuerdos de los paisanos del bar de al lado de nuestro hostal.



Cuando estuvimos listos emprendimos la marcha no sin antes parar en la gasolinera para llenar de nuevo el deposito, y donde un hombre me pidio permiso para que sus compañeros de viaje le hiciesen una foto montado en el coche. Como no teníamos prisa por lo que el viaje se haría como el viaje de ida, con una media de 80 a 100 km/h con las respectivas paradas a comer y repostar. A diferencia del viaje de ida nos encontramos con muchos camiones, de los cuales uno con nacionalidad rumana estuvo jugando conmigo al raton y al gato, al parecer al conductor no le gustaba que le adelantase subiendo las cuestas y aprovechaba las bajadas para tomar impulso y volverse a adelantarme (no hay fotos). No pasó lo mismo con un camionero español, que me adelanto y con el pulgar hacia arriba me dio su aprobación a la vez que tocaba la bocina.



El resto del viaje fue normal, hasta que a escasos 180 km de nuestro destino, tuvimos que parar por "avería". Mi padre vio que el reloj de presión de aceite había bajado a cero, sin que ningún testigo mas se encendiese, rapidamente paramos en el arcén y mi padre (que le pillaba la cuneta a su lado) se bajó a comprobar que había pasado. El calor de los colectores había fulminado el conector del bulbo de presión de aceite, aunque ya estaba algo tocado desde el problema con el colector portugués, no había aguantado mas calor y el bulbo se "chamusco".



Así que con el bulbo desconectado seguimos nuestro camino llegando por fin a casa, donde descargamos la bici y metí el coche en su cueva para que descansasé despues de su gran prueba...



Aunque haya que lamentar la "avería" (aun por revisar) del bulbo de presión de aceite y que mi paseo por Francia haya sido pasado por agua (con consiguientes goteras de las lunas delanteras y traseras), he de decir que este primer viaje ha sido toda una aventura. No sabíamos si el coche subiría de temperatura, si tendíamos que parar a reparar algo en el camino o si conseguiríamos llegar, pero aunque esto podía ocurrir ambos sabíamos que llegaríamos sanos y salvos porque todo el trabajo que lleva el coche ha sido a consciencia y cuidando en no hacer nada sin haberlo pensado previamente, a parte de esto no es solo el buen trabajo sino que casi todo el coche esta nuevo y el motor en rodaje nos daba mas seguridad. Tan solo el hecho haber hecho tantos kilómetros y haber disfrutado cada uno de ellos ha merecido la pena tantos cabreos, dolores de cabeza y sobre todo tanto tiempo trabajando en el.

Sin duda este viaje quedará marcado en mi recuerdo y será el primero de muchos, sobre todo al extranjero, porque después de este viaje las concentraciones mensuales se me quedan algo cortas...

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