La gran prueba

domingo, 1 de julio de 2007

A lo largo de esta semana Carol ha estado planeando una excursión para disfrutar de la naturaleza con el Peladilla. A eso de las once y media con el coche preparado (con el dorsal en la luna trasera) y cargado con dos mochilas, hemos salido de Colmenar dirección Navacerrada para asistir a la concentración de clásicos y deportivos que tiene lugar el primer domingo de cada mes. No era la primera vez que íbamos así que nos hemos tomado el viaje con calma, facilitando el adelantamiento a todos los coches que llevábamos detrás, para ello me echaba al arcén derecho y ellos me adelantaban por el carril, incluido un 127, que cuyo conductor tenia cierto parecido con Franco. Cerca de las las doce y media hemos llegado a la plaza que por las horas que eran estaba llena y teniendo que aparcar pegando el coche a la terraza de un bar, donde he puesto un papel que nos han dado los de la organización para que pusiésemos el nombre y teléfono por si había que mover el coche.

Al bajarme del coche he visto a un hombre que es del club de Leganés, que estaba acompañado por otro que quería vender un 600, no se porque pero me ha preguntado a mi que por cuanto lo podría vender, según lo que me ha contado y sin ver el estado del coche le he dicho que por unos 2000 € podía venderlo. Después de esto, hemos ido a dar una vuelta a ver todos los coches, en la concentración el Peladilla no era el único seiscientos que había, sino que había otros tres mas, dos originales y uno rojo que me ha gustado bastante. Después de hacer unas cuantas fotos y ver todos los coches hemos decidido marcharnos, pero no sin antes dar una vueltecita mas para encontrarnos de frente con un autentico Ford Mustang y el Jeep de la II Guerra Mundial, el mismo del que colgué fotos hace un tiempo, el coche estaba mas completo que la ultima vez que lo vi llevaba una radio de campaña y un sin fin de cosas mas.


Como ya estaba todo visto y la hora del cierre se echaba encima hemos salido del pueblo dirección al Puerto de Navacerrada, parando frente a un mirador donde he podido hacer una magnifica foto del embalse de Navacerrada. Prosiguiendo nuestro camino, hemos subido alegremente por el puerto, donde a medio camino he intentado parar para comprobar si el motor se había calentado, pero a causa del freno de mano, no he podido, lo que me recuerda que tenemos que tensarlo. A si que hemos seguido nuestro camino, volviendo a parar una vez mas en la fuente de los geólogos, donde si he podido parar y dejar un rato el coche con el capó abierto para que el aire serrano lo enfriase un poquito, mientras tanto he revisado los bajos y he visto que la tapa del radiador estaba entreabierta por lo que la he abierto del todo y me he vuelto a montar en el coche para seguir nuestro camino. Este respiro le ha sentado bastante bien porque no iba tan ahogado como al principio por lo que hemos conseguido coronar el puerto pasando de largo y siguiendo nuestro camino hasta el Puerto de Cotos. Esta carretera hace de frontera entre Madrid y Segovia, adentrándose un poco en tierras segovianas para volver a aparecer en el lado madrileño, así que se podría decir que ya he salido de Madrid con mi Peladilla. Sin parar y bajando con precaución hemos llegado a Las Presillas, nuestro destino. Las Presillas es un área de recreo formada por unas piscinas naturales en el cauce del río Lozoya, en el municipio de Rascafría, donde también se encuentra el Monasterio de el Paular.


Después de comer, tomar el sol un poco y mojar los pies (el agua esta muy fría para bañarse) hemos puesto rumbo a casa, volviendo por un camino muy recomendable para disfrutar de la sierra madrileña. Desde las presillas nos dirigimos a Rascafría, pasando por el ya citado Monasterio de el Paular, donde hemos parado en una gasolinera para dar un agua al coche y quitarle el polvo del aparcamiento. Una vez lavado nos hemos dirigido al puerto de la Morcuera, que por supuesto el coche ha subido sin ningún problema demostrando la efectividad de la apertura del capó para días calurosos. Una vez en el llano del puerto, he parado dejando el motor en marcha para hacer unas fotos del Peladilla con la sierra y el cartel del puerto de fondo para demostrar su valía.


Tras tomar estas fotos hemos bajado el puerto pasando por Miraflores de la Sierra, y desde aquí a Colmenar, viendo el 600 de Kinito, un paisano mio. Ya en casa he aparcado el pelotilla para darle un respiro hasta el próximo día que lo coja. En especial esta excursión a parte de buscar un poco de relax en la naturaleza, ha servido de prueba para el soporte del capó que evita y ayuda que el motor concentre todo su calor expulsándolo por la parte inferior evitando el tan temido calentón que espero que no llegue ningún día.