El bautizo de Lucía

sábado, 5 de mayo de 2007

Esta mañana he estado preparando el Peladilla para que fuese "guapo" al bautizo de mi primita Lucía, después de levantarme a eso de las diez me dispuesto a lavarlo en la rampa del garaje con el jabón especial para lavar coches que lleva incorporado cera para darle brillo. Una vez lavado y mientras se secaba he limpiado los cromados dejándolos tan brillantes que deslumbraban al reflejar el sol mientras iba a llenar el deposito. Antes de comer he estado colocando cinta adhesiva de doble cara en el anagrama trasero para poder pegárselo y llevar el Peladilla completo.

A las cuatro y media, después de comer he ido a buscar a Carolina para ir al bautizo por nuestra cuenta porque mi padre saldría después y ya nos cogería por el camino. Como suele pasar cada vez que alguien lava su coche se ha puesto a llover de camino haciendo que el Peladilla llegase sin brillo a Madrid, donde casi me salto un semáforo en rojo, bajo la mirada de mi padre que me ha seguido hasta el aparcamiento.

Después de la ceremonia y tras convencer a Carolina para que me dejase llevarme el coche, hemos ido al restaurante que esta en Fuencarral, siguiendo a mi padre hemos llegado sin problemas aparcándolo en un descampado bastante alejado del restaurante que no me daba mucha confianza, así que una vez dentro y con la presión de la gente que me preguntaba que donde lo tenia, he ido con mi hermano a dejarlo en la parte trasera del restaurante. Ha sido él quien lo ha llevado por primera vez, la verdad es que no se le ha dado nada mal, ha dicho que no tiene punto de comparación con un coche moderno pero que tiene su cosa conducirlo. También me ha confesado que a sus colegas les llama la atención que yo tenga un seiscientos, porque ya quedan pocos.

Al finalizar el convite hemos vuelto a casa sin prisa alguna, atravesando todo el barrio de Fuencarral hasta salir a la carretera de Colmenar escoltados por mi hermano al que perdí de vista en cuanto salimos a la carretera, en la cual todo los coches que me adelantaban se quedaban mirando, cosa a la que ya estoy mas que acostumbrado.