Fin de la abstinencia

martes, 25 de septiembre de 2007

Hoy y después de más de una semana de abstinencia voluntaria de conducir el Peladilla en largos trayectos hemos ido a dar una vuelta por la sierra como domingueros que somos. En todo este periodo desde que puse el nuevo escape he estado moviéndome con el Peladilla para ir a la universidad y por el pueblo para hacer recados, cosa que no creía importante contar. Pero hoy ha sido diferente y por eso hago mención a esta excursión en el blog.

Hablando con mi padre me ha dado la idea de ir a Los Rancajales una carretera que lleva desde la carretera de Remedios-Guadalix de la Sierra a una de las urbanizaciones de Soto del Real, donde hace ya bastantes años mi padre estuvo con su 600 haciéndose fotos y porque no repetir esa sesión de fotos pero con una generación distinta y un 600 distinto. Así que he ido a buscar a Carolina, antes de partir he pasado por el elefante azul para darle un lavado al coche, que después de estar parado tanto tiempo necesitaba un buen lavado, pero era tal la suciedad que tenia que he decidido ir a lavarlo en los rodillos de una gasolinera cercana (cuyo dueño tiene un 600) y ya de paso llenar el deposito.

Después de lavar el coche y llenar el deposito con un pequeño percance, un rodillo del túnel se había quedado atascado, hemos ido a ese fantástico lugar, en el cual yo nunca había estado aun estando tan cerca de Colmenar. Culminando la cuesta de Los Rancajales, hay un repecho donde se puede aparcar el coche para ver toda la Sierra de Cuerda Larga, Soto del Real y el Embalse de Santillana. Una vez arriba (tras haber dado la vuelta) hemos aparcado el Peladilla. Cuando estábamos fuera del coche hemos hecho una breve sesión de fotos, nosotros con el coche, el coche solo y el precioso paisaje que se aprecia desde ese punto, para muestra un botón:


Antes de partir hacia el Puerto de Canencia, siguiente aparada de nuestro paseo, Carolina ha puesto el soporte del capó para que refrigerase mejor. Desde allí hemos subido Canencia, parando en la fuente de Bustarviejo. Ya en el puerto hemos disfrutado del aire libre y antes de partir he revisado la bombona de expansión, para ver si el coche necesitaba agua... el deposito estaba vacío, así que lo he llenado con el agua que nos sobraba y hemos vuelto a Colmenar sacándolo Carolina del aparcamiento del puerto y retomando yo los mandos antes de salir a carretera.