Los jardines de La Quinta del Pardo (1ª Vuelta a España en 600)

sábado, 23 de junio de 2007

Hoy después de siesta hemos ido a la visita a los jardines de La Quinta del Pardo, que formaba parte del programa de la Concentración final de la 1ª Vuelta. Antes de partir y mientras mi padre se preparaba he colocado el anagrama trasero, que había preparado el día anterior, cuando iba a poner los tapacubos he visto la hora, así que he decidido ponerlos cuando llegase y así no se ensuciaban por el camino.

Durante el trayecto hemos ido a una velocidad media de 80 km/h sin forzar el motor, por si no llegábamos y sobre todo por si no llegábamos a la concentración de mañana. A medio camino, a la altura de El Goloso, he mirado por el retrovisor y he visto lo que creo que eran un Cadillac seguido por un Milton de color azul, que me han adelantando pitando y saludando con el brazo, dejándome atrás... Ha sido curioso porque el Milton era justo la mitad de ancho que el Cadillac. Ya en solitario hemos seguido por la carretera de Colmenar desviándonos por la M-615 atravesando el nuevo barrio madrileño de Monte Carmelo. Para llegar a la Quinta del Pardo hemos atravesado parte de la Casa de Campo y el pueblo de El Pardo cogiendo la carretera M-605 hasta que hemos encontrado el desvío el cual empieza en una pequeña cuesta que va aumentando hasta la llegada al merendero, donde había aparcados tres 600, bueno dos 600 y un Abarth, por lo que nos hemos supuesto que todavía no habían llegado. Así que para comprobarlo he decidido subir hasta el Palacio disfrutando a velocidad de 600 de las magnificas vistas de los jardines que ofrece esa subida, lastima no haber hecho una foto. Al llegar al Palacio he parado para colocar los tapacubos, pero antes de esto mi padre ha echado un ojo al motor, para ver que no se había calentado, parecía que no pero el motor estaba un poco revolucionado, sin parar el motor hemos bajado.

Justo cuando llegábamos a la puerta llegaban el resto de pelotillas, por lo que me he apartado a la derecha para que pasasen, para subir detrás de la furgoneta de la organización (llevada por Miguel). Una vez arriba aparque el Peladilla, junto a sus hermanos, para hacer unas cuantas fotos del grupo, hablar con la gente y dar un paseo por los maravillosos jardines.



Después de estar arriba un buen rato, hablando de la organización y mas cosas. Bajamos al merendero donde la gente (y nosotros también) nos tomamos un refrigerio (en su mayoría cervezas), entre cerveza y cerveza hice unas cuantas fotos de todos los coches para subirlas a la web mientras hablaba con la gente.


Cuando estaba anocheciendo, y fuera del programa previsto, nos fuimos dirección a Madrid, todos los 600 que allí nos encontrábamos. Cuando ya estábamos a punto de arrancar, he ofrecido a mi padre la oportunidad de coger el coche, que tras "convencerle" (estaba deseando) se ha puesto a los mandos y nos hemos colocado en la fila para salir a dar una vuelta por Madrid. Al principio nos íbamos a colocar detrás del coche de Álvaro, pero finalmente ha sido el quien se ha colocado detrás de nosotros para que Miguel le siguiese, porque nosotros no íbamos a llegar hasta Leganés, porque nos desviábamos en el enlace de la M-30.


La ruta por Madrid ha consistido en atravesarlo por sus calles principales, desde la entrada de Moncloa, pasando por Princesa, Gran Vía, Paseo del Pardo y Santa Maria de la Cabeza, hasta llegar a Leganés, donde cada uno se iría a su hotel. En si el "paseito" por el centro de Madrid ha sido algo lioso, porque había muchos coches que se intentaban colar sin respetar la fila de 600, pero por desgracia los conductores de seiscientos estamos acostumbrados. Al pasar por las calles principales, en especial Gran Vía, la gente al ver tanto 600 junto, se detenía para ver como los pelotillas recorrían otra vez Madrid después de tanto tiempo. En cada semáforo, siempre había alguien que saludaba y nos miraba con los ojos abiertos diciendo: "Yo tuve uno","Yo aprendí a conducir en uno" o cosas por el estilo. Al llegar a Cibeles, que nos íbamos tragando todos los semáforos, hemos tenido un pequeño susto con un taxista que casi nos da ya que pretendía girar hacia el Paseo del Prado sin dejarnos pasar... Tengo que reconocer que me he llevado un gran susto, porque veía que abalanzaba hacia mi (estaba sentado de copiloto) y no le importaba lo mas mínimo, pero gracias a las voces que he dado: "Que me das!", el taxista cabezón (porque en mi opinión no tiene otro apelativo), ha frenado a tan poca distancia del coche que estirando yo el brazo llegaba a tocarlo. Por culpa de este incidente, hemos perdido la caravana siguiendo el camino ya casi en solitario hasta que Álvaro nos ha adelantado y he indicado a Miguel, que le siguiese porque nosotros nos desviábamos.


El camino de vuelta a casa ha sido todo lo normal que yo me esperaba, llegando a casa casi ya oscurecido, desde donde he ido a buscar a Carol, para poder dejar descansar al Peladilla para el día siguiente en la rampa del garaje, emparedado entre puerta y puerta, para evitar que los amigos de lo ajeno se apropiasen del anagrama o le causasen daños al Peladilla para que no pudiese ir mañana a Leganés.